“Y onda que Buda, que había sido el príncipe más gato de toda
Falduto, Facundo, “La vida del jipi pelado y gordo ese”, basado en un vago recuerdo de Buda para principiantes, ed. Tu Vieja, Buenos Aires, 2006.
Después del estado calamitoso de Buda en repechaje, que se salvó de la descalificación contra Defensores de Chirifló, por obra y gracia del gran Maxi y 6 gatos más, estamos sentados bajo el árbol loco ese y meditando. Los siguientes son los dos capítulos de la historia de Buda, según a mí se me canta, porque acá parece que nadie tiene teclado y el que tiene que hacer las crónicas soy yo.
Capitulo XI: Buda y Sergio Dennis.
Después de la cagada a pedos masiva por los 5 ausentes del partido anterior, el plantel todo se hizo presente en el campo, un domingo a las 8 de la matina. Menos mal que ya habíamos salido el viernes y tuvimos el sábado entero para fisurar en paz, gracias a Papo y su cumpleaños. Enfrente nuestro, el equipo inspirado en el rubio y petiso cantante disfrazado de chapulín colorado: Sergio Dennis.
Haciéndole honor a su nombre, el equipo rival no paraba una pelota ni que le mataran a la madre. Jugaban mal, horriblemente, al pelotazo, y no les salía. Como siempre, la defensa estática de Lucho y Maxi, impecable, con alternancias entre Leo y Lomba, impedía cualquier intento barato de ganarnos la espalda, por lo cual el señor Barabás no se tuvo que preocupar en lo más mínimo en la mayor parte del partido.
Gusa, Simón, Marce, Richard, y hasta Lomba, Leo y Lucho, alternadamente, intentaron por todos los medios posibles, habidos y por haber, meter un más que merecidísimo gol. Bueno, unos 20 más que merecidísimos goles. Pero lo que no tenían de jugadores les sobraba de arquero y mala leche: pelota tras pelota se turnaban para salir afuera o terminar en manos del golero. Y no hubo forma. Papo alternó por Simón, luego Faco alternó por Papo, y hasta Beto cambió con Lomba brevemente, pero la caprichosa estaba emperrada en no ingresar, y el arquero parecía de una propaganda de Nike.
Pasó el primer tiempo y la mayor parte del segundo. Había calma en abundancia en nuestra mitad del campo, al punto de que el plástico de los guantes de Fede ni se mancharon. Pero la pelota no entraba por mucho que intentáramos y que ellos no pudieran salir. Empezó a pandir el cúnico del otro lado de la línea de cal, porque de seguir así, y con ese arquero delante, los penales nos iban a dejar de patitas en la calle, con la ominosa risa de Villafranca sobre nuestras budenses cabezas, cual espada de Damocles, sólo que más mafiosa.
A la enésima pelota imposible que el arquero logró tapar, finalmente Buda iluminó el camino. Sobre los 18 minutos del segundo tiempo, Marce peló uno de sus centros letales a la olla, desde la banda. Al grito de Faco de “¡Andá que es tuya, Lucho!”, el soldado Luciano Paz se metió al punto del penal cual Panzer que atraviesa la pared de un cuartel. Cabezazo de parietal derecho, cruzado al primer palo. Gol. Golazo. De Buda, de Luciano.
Después, todos atrás y a aguantar por dos largos y agónicos minutos el final del partido. Dantescas escenas de violencia y pelotazos a la reserva ecológica fueron del más profundo agrado del gordillo de bronce. Pitazo final, locura, alegría, peronismo, todos arriba de Lucho por tamaña hazaña para tamaño jugador, que además de mariscal del área, nos había regalado una victoria. Buda seguía en su loca carrera del repechaje, mientras Luciano procedió a hacer la fotosíntesis de protocolo, hasta que nos dimos cuenta de que nuestro próximo obstáculo frente a la eliminación no era ni más ni menos que el mismísimo Jamaica.
Capítulo XII: Buda en Babilonia contra Jamaica.
Con una manzana caída del árbol del coso, y Sergio Dennis fuera del camino, en busca de Sión vino el legendario Jamaica. Buda temió, porque aún no está completamente iluminado. Lomba también temió, y encima entró a mariconear una semana antes, por lo cual fue severamente reprendido por cagón. Pero razones no le faltaban: Jamaica es un equipo con historia y buenos delanteros, nosotros somos un equipo… todos queremos a Hijos de Buda.
Lo cierto es que los doce caballeros del sobaco se hicieron nuevamente presentes en la cancha 3, en esta ocasión a las 13. De barrabrava oficiaba Leticia, que se acordó de sus funciones un poco tarde. De tío cábala, Roberto Llorente, que era doble agente, puesto que es a la vez padre de Leandro y tío de Marcelo.
Jamaica, por razones que tal vez eludan siempre nuestra percepción, no estuvo a la altura de su nombre. No supo ni quiso jugar con la pelota en el medio, y se dedicó a tratar de ganarnos la espalda a los pelotazos como los del cantante rubio. Por suerte, y por las aptitudes (y la testosterónica voluntad de Maxi de quedarse con otra pierna de souvenir), poco lograron en el primer tiempo. Hijos de Buda, con calma, y control del balón en el mediocampo, milagro que no se lograba tiempo ha, presionaba y presionaba, yendo el cántaro a la fuente sin cesar pero sin poder mojar.
El resquemor empezó a cundir cuando Simón (que llevaba la 2 de Faco porque el muy colgado se olvidó la 10 en su casa) quiso salir del campo de entrada por no haber alongado. Papo fue su reemplazo a los 8 minutos y cumplió satisfactoriamente. Pero el pescado seguía sin venderse. Sobre el final del primer tiempo, Marce y Richard se dividen un lateral, y Marce la tira peligrosamente bien pateada. Quien marcaba a Luciano en el área ganó la pulseada al no dejarlo cabecear, pero rozó la caprichosa, desviándola y guiándola divinamente hacia el fondo de la red. Primer gol budense, un poco más de aguante, y al descanso.
Simón, después de 12 minutos de hacer la posición de loto completo y alongar lo suficiente, volvió al campo. A los 40 segundos de pitado el comienzo, un contraataque nuestro es aprovechado por el gran Gusa, quien deja picar el balón, gana la espalda de la defensa y ejecuta. La mala suerte quiso que no entrara, pero, como un Scania manejado por un camionero zarpado en anfetas que se dirige hacia retiro locamente por la autopista Buenos Aires-La Plata, como una locomotora con un mono de chofer, con el ímpetu que sólo el puede ponerle, al lado apareció Simón. Dado que la delicadeza no es bien vista en este tipo de casos, ni en este tipo de jugadores, Simón no la empujó hacia adentró; se la llevó puesta, con arco, arquero, red, y licitación encima. Tembló la tierra por un instante, y todos a festejar el
En eso, el destino pegó un vuelco. Simón salió a elongar nuevamente, reemplazado otra vez por Papo. Lucho le pegó un pelotazo en las bolas a Leandro, que alguien encontró luego y guardó de recuerdo, puesto que se desprendieron y quedaron en el césped: Lomba tomó su lugar y Beto hizo lo propio al oficiar de 3, mientras Leo iba al vestuario a ponerse las de repuesto que tenía en la mochila.
Aprovechando la situación, Jamaica se dignó a ponerse las pilas y descontó en un descuido defensivo. Un poco de sudor recorrió la espalda de varios en la cancha, hasta que poco tiempo después, un centro de Richard fue rozado de cabeza por Marce y Gusa puso la testa para sobreponernos al
A los 15, un nuevo descuido de la defensa con rastas convierte un pelotazo de contra en una chance peligrosa. Gusa gana nuevamente la espalda de los marcadores de punta y elude al arquero, pero queda en la incómoda posición de estar en el ángulo de la cancha, casi para patear un corner. Quien nos deleitó con el olímpico una vez, logró hacerlo de nuevo: un globo impecable, con la comba perfecta, se metió delicadamente en el arco, decretando el
El encuentro, que había comenzado sin la aprobación de la comisión de Fair Play de
Iluminados, seguimos en camino. Nuestro próximo rival será El Canario. No sabemos si seguiremos bajo el árbol de Bodi el tiempo suficiente como para ascender. Pero, con performances como esta, Buda, sentado en flor de loto, sonríe. Porque así es cómo le gusta el fobal al gordito pelado y simpaticón.
Faco (2), aguatero, cronista bajo amenaza y prestador de camisetas